El gato en la Anunciación 

Julio I. González Montañés

 ¿demonio o mascota? 

Perro y Gato 

  Ya he mencionado en la introducción que el primer caso que conozco en el que aparece un gato en la Anunciación se encuentra en una miniatura de Niccoló da Bologna en el Misal del cardenal Pierre d’Estaing (ca. 1374-77), en la cual aparece con un perro en amigable convivencia doméstica. Perro y gato aparecen también en un Libro de Horas iluminado en París hacia 1407, en el cual el felino, dispuesto para la pelea con el can, ha sido interpretado como una representación simbólica del Mal en lucha con el Bien. Otro caso de lucha entre perro y gato, ambos con el pelo erizado, lo encontramos en un díptico italiano de 1467 atribuido a Bartolomeo Caporali y conservado en la Galleria Nazionale dell’Umbri (Perugia). El díptico procede de la iglesia de San Domenico de Perugia y se pensado que el perro, blanco y negro como el hábito de los frailes de Santo Domingo, representaría a la orden dominicana, cuyos miembros fueron popularmente denominados, haciendo un juego de palabras con el latín: Domini canes, es decir "perros del Señor", defensores de la Fe católica contra la herejía, simbolizada en la pintura por el gato traicionero. Similar sentido tendría la pelea entre un perro y un gato que aparece en la estancia de un moribundo pintada en 1440 por Domenico di Bartolo en el Ospedale di Santa Maria della Scala de Siena.

   Existen también más Anunciaciones en las que el can y el felino aparecen en amigable convivencia hogareña, como sucede en una miniatura francesa de 1544 conservada en el J. Paul Getty Museum de Malibú, o en las que gato y perro aparecen en la habitación de María ignorándose mutuamente como en el retablo de Heuweiler (Alemania, Baden-Wurtemberg, 1612). En estos casos no cabe pensar en la lucha entre el Bien y el Mal, y parece tratarse de simples notaciones naturalistas que subrayan el carácter doméstico de la escena, a no ser que lo que se pretenda sea representar la paz mesiánica profetizada por Isaías 11: "Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará…". Esta última posibilidad se ve reforzada por la aparición de ambos animales en escenas como el Nacimiento de San Juan Bautista de Jan Van Eyck en las Horas de Turín-Milán (ca. 1426-28), en la cual perro y gato comen juntos pacíficamente en un ambiente idílico de paz y armonía caseras, y en el caso de las Anunciaciones tenemos casos en los que gato y perro conviven con una variada fauna de ardillas, caracoles y aves de todo tipo (cf. la Anunciación atribuida a Girolamo da Santacroce).

 En otros casos, sin embargo, la relación entre el perro y el gato es ambigua. Por ejemplo en una tabla flamenca que se encuentra en la actualidad en el Museu Nacional de Arte Antiga de Lisboa, en la cual se entrevé en una estancia lateral una escalera en uno de cuyos peldaños se encuentra un gato blanco, y abajo un perro que mira hacia él. Según José Duarte Ramalho Ortigão el perro está esperando al gato, pero el felino tiene el lomo arqueado y quizá el perro lo que está haciendo es impedir que el gato baje.  Ambigua es también la relación entre ambos animales en un grabado veneciano de 1612 impreso por Nicolaus Misserinus, en el cual gato y perro, situados en el centro de la escena, no está claro si están jugando o dispuestos para la pelea. Lo mismo sucede en la Anunciación del convento de monjas concepcionistas de Loja (Ecuador), con el felino sentado y malencarado mientras que el perro, de menor tamaño, le ladra sin que el gato se inmute.